Emocionarse es vivir
Vuelvo a la nostalgia cada vez que visito el lugar que me ha visto crecer, y a pesar de que son ya 5 los años sin disfrutar del frío y la soledad de mi querido pueblo, cada vez se me hace más difícil perder el sentimiento de culpa al “abandonar” mis queridos orígenes. Y pensándolo fríamente, no debería ser así. ¿por qué la tristeza de cada despedida?
Hoy desde aquí, desde otro punto de vista a 150 kilómetros, pienso que no debería de ser para tanto, y puedo atisbar alguna sonrisa en mi rostro, alguna de las que ayer reprimía. En realidad estoy al lado, abrir la puerta pisar acelerador y de frente con el reencuentro.
Esos pequeños detalles que hacen que la vida no se limite a rutina y automatismo son los que siempre me han preocupado. Enredarme en mis propias emociones. Pasar del frío al calor simplemente con una dulce mirada, es tan importante. Y porque no decíroslo, disfruto cuando me entristezco, sonriendo, dando un abrazo, asustándome, temiendo, ilusionándome...
Y no comparto para nada la opinión de que las emociones son obstáculos, incluso reconociendo que todo en general me afecta demasiado, no podría decir que emocionarse sea un defecto.
El progreso y la convivencia cívica y el surgimiento de los derechos humanos estuvo influenciado por un discurso nacionalista que partía en parte de la sociedad victoriana del siglo XIX. Las emociones en esta época eran muy mal vistas.
Sin embargo, en la actualidad, hasta la ciencia apoya la tesis de que sin emociones, no se puede vivir, no tenerlas es una sentencia de muerte. Y es que las emociones influyen en cada instante de nuestra existencia, afectan nuestra forma de ver, de pensar el mundo e incluso está demostrado científicamente que son determinantes en la atención en la memoria y el razonamiento lógico.
(Fuente: smartplanet)
Paul Ekman, catedrático de psicología de la Universidad de San Francisco y uno de los mayores expertos en este tema, ha demostrado que las emociones básicas son universales mediante el estudio de las expresiones faciales. Alegría, miedo, tristeza, ira, sorpresa o repugnancia no serían comunes a la humanidad -y a muchos animales- de no cumplir con una importante función adaptativa. Muchas veces, esas funciones implican también la comunicación del estado emocional y ése es el motivo por el que las expresiones faciales de las emociones básicas son iguales en todas las culturas.
Pero la cara no es la única fuente de información sobre los estados emocionales y el cuerpo también comunica emociones mediante posturas y movimientos. La investigadora Julie Grèzes se ha dado cuenta de que el cuerpo puede expresar información diferente de la del rostro y que podemos detectar un engaño sólo observando la expresión corporal. En sus experimentos, filman a personas que tienen que levantar una caja sobre la cual se dice que tiene un peso determinado. Los actores son a veces engañados en cuanto al peso de la caja que van a levantar y sus movimientos corporales muestran su sorpresa. “Lo que queremos ver realmente es cómo manifiestan los demás sus emociones e intenciones mediante la expresión corporal. Para ello, eliminamos en los vídeos la expresión facial ocultando la cara de los actores”, explica Grèzes.
La sorpresa que expresan los cuerpos filmados por la investigadora francesa es una emoción básica y, por lo tanto, innata. Pero el catálogo de las emociones es mucho más amplio que las emociones básicas. A lo largo de nuestra vida, también realizamos un aprendizaje emocional cuando determinados estímulos quedan grabados en nuestro cerebro. Cada estímulo que desencadena una emoción genera nuevas conexiones en el cerebro y, aunque es fácil crear nuevas conexiones, borrarlas es muy complicado. Por eso es tan difícil controlar totalmente nuestras emociones. Este proceso se produce en un nivel cerebral muy primitivo y acontece incluso en animales como los caracoles o la mosca de la fruta.
Las emociones están en lo más profundo de nuestro cerebro. A pesar de haber evolucionado mucho tiempo antes de las civilizaciones, las emociones también juegan un papel fundamental en la vida moderna. Por ello hay que aprender a ser dueño de nuestras propias emociones.
Vídeo memoria emocional (redes)
Para terminar la entrada un momento de tristeza, de esos que rompen sueños pero que llenan de sentido todo lo que vivo:
se irán
Se apoderan de mi sentido, como niebla vespertina que anochece el día y cubre de humedad las calles, del mismo modo se encarcelan dentro, sin cerrojo, pero voluntarios entre rejas de inseguridad.
¡Qué dementes!
Disfrutaría retorciéndolos con mis manos, mientras musitaran plegarias..romper el saco, y mandarlos a los vertederos de los sin sentido,abandonarlos a su suerte sin memoria, para que no pudiesen recorrer de nuevo el camino de vuelta.
Sin embargo vuelven, aunque les excusé de que regresaran..parece que me echan de menos, yo los echo de más.
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