sábado, 23 de diciembre de 2006

Dialéctica de mocosos

-¿Nunca?
-Nunca.
-Para ti, ¿qué significa la palabra nunca?
-Jamás.
-Ah, no. A mí "jamás" me parece mucho más categórico, negativo.
-Yo los veo como sinónimos.
-A ver si me entiendes. Piensa en la palabra "siempre".
-Pienso.
-Trata de encontrarle un sinónimo. No meras aproximacioes, como "permanente" o algo por el estilo, sino un sinónimo puro, certero, incanjeable.
-No lo encuentro.
-¿Viste? Si "siempre" no tiene un sinónimo puro, tampoco va a tenerlo "nunca", que es su oponente.
-¿Y "jamás"?
-Es una aproximación, apenas eso.
-¿Cuántos años tienes?
-Trece, ¿y tú?
-Doce y medio.
-¿Y por qué tienes siempre cara triste?
-Será porque estoy triste
-¿Nunca estas alegre?
-¿O jamás?
-He dicho nunca.
-¿Y cuándo empezaste a estar trite?
-La primera vez que la vieja me llevó de compras. Es muy desalentador ver tanta gente que mira y no compra.
-Yo he ido pocas veces, pero recuerdo que un sábado encontré a un viejo, como de treinta años, que no sólo miraba sino que también compraba.
-Sería un turista.
-Puede. En pleno verano se compró una bufanda y todos empezamos a sudar. Y eso que yo jamás sudo.
-¿No sudas nunca?
-Dije jamás.
-Sorry.
-Pero ¿qué es lo que te da tristeza?
-Ver a la gente tan abandonada enfrentándose a la vidriera como si contemplaran una camisa, cuando en realidad están usando el cristal como espejo.
-¿Tú te miras?
-¿Para qué? Ya me sé de memoria.
-Te aseguro que hay gente que compra. O por lo menos entra en algún puesto.
-Sí, entran al boliche de una gran confitería, y al rato salen chupando un caramelo.
-Y bueno, la tristeza es dulce.
-También me entristece ver a las empleadas, todas planchaditas, mirando con ansia a los muchachos de atuendo deportivo que recorren invictos las avenidas de compras.
-¿Ansia o seducción?
-Cuando el ansia es invasora no queda sitio para la seducción.
-Qué frasecita, eh. ¿Sabes lo que ocurre? Lo que ocurre es que tú, además de triste incurable, eres un pesimista del carajo.
-¡Si tu abuela te oyera ese vocabulario!
-Bah, mi abuela es más posmoderna que tu y que yo. A menudo dice palabras como pelotudo, mierda, coño, hijo de puta, enchufe.
-Enchufe no es mala palabra.
-En su caso sí lo es, porque la dice escupiendo.
-¿Juegas al fútbol?
-Por supuesto. Soy golero.
-¿Te han metido algún gol?
-Nunca.
-¿O jamás?
-No, aquí es nunca, porque una sola vez me metieron un gol pero fue de penalti.
-¿Qué vas a ser de grande? ¿Futbolista?
-No, ingeniero como mi viejo. ¿Y tú?
-Deshonesto
-¿Como tu viejo?
-Sí, pero un poco más profesional.
-¿No tienes medio de caer en cana?¿Nunca?
-Jamás



Se trata de un relato extraído del libro "El porvenir de mi pasado", escrito por Mario Benedetti, cuyos varios capítulos reeleré junto con vosotros durante varios días. Espero que os gusten y que os hagan reflexionar conmigo.

4 comentarios:

Marc Escudé dijo...

Hola Laura!

A mi este fragmento de capítulo me ha hecho reflexionar sobre:
- Lo tontos que pueden ser algunos diálogos. Hay diálogos que parece que van hacia alguna parte y acaban siendo cíclicos.
- Lo que nos podemos llegar a complicar la vida los unos a los otros. Muchas veces las ganas de joder a los demás, sea por la razón que sea, nos hace ser demasiado pesados con algunas cosas para que, sin más, la persona odiada salte y acabe sacada de quicio.
- Lo necesarias que son las buenas acotaciones tanto en el lenguaje como en cualquier cosa. Cualquier matiz que no esté bien acotado puede llegar a tener consecuencias más grandes de lo esperadas; así que es muy importante saber de qué hablamos y cómo lo hablamos. Es decir: la importancia de las formas y no sólo del fondo.
- Las inquietudes que pueden llegar a tener dos adolescentes. Unas veces simplemente son qué se puede llegar a considerar un sinónimo y, otras veces, temas más trascendentales.

En fin, que me gusta mucho la idea de compartir estos diálogos con tus lectores. Yo, cuando tenga tiempo para salir de los compromisos navideños (ya sean las comidas como para ver a esos amigos que hace tanto que no veo) los leeré.

Bueno Laura, un besote y hasta pronto!

Marc

Andall dijo...

Nunca digas nunca jamás, jamás digas jamás nunca, nunca digas jamás, ni jamás digas nunca. Pero eso sí, di siempre always all the time, OK?
Feliz Navidad!!!

Anónimo dijo...

]>: } sigues siendo una cometarros ;D
Ahora no puedo pararme a leerte. Tus artículos merecen una atención, un estado de apertura, sosiego y receptividad, que ahora no me puedo permitir.
; } ¿Estás celosa porque a Leti le comento más que a ti? Es que es más fácil (comentar en su blog).

ANÓNIMO

Anónimo dijo...

eh: sé que suelto jilipolleces, como si estuviéramos hablando (en plan "Yo lo echo todo bien" ;D ) y bebiendo.

ANÓNIMO